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¿Por qué nos debe preocupar una inflación negativa?

Para hablar de inflación negativa, primeramente se deben repasar conceptos básicos que explican cómo funciona una economía. Se explicará la inflación, desinflación y deflación. Cabe destacar que los bancos centrales establecen metas inflacionarias anuales, y crean su política monetaria entorno a este y otros aspectos claves.

Inflación

La inflación es el aumento sostenido del precio de los bienes y servicios en un periodo determinado, este se mide a través del índice de precios al consumo Una inflación alta significa una caída en el poder adquisitivo de las personas, ya que con ingreso constante pueden adquirir menos debido a la subida de precios. Hay países como Argentina que llevan años lidiando con una inflación de dos cifras, lo que provoca que el sueldo de las personas no sea suficiente para cubrir el aumento constante y mensual de los precios de bienes y servicios. Una inflación descontrolada genera pobreza, desincentiva la creación de nuevos negocios y afecta a la generación de empleo.

Desinflación

La desinflación, que es una caída paulatina del precio de los bienes y servicios que han venido disminuyendo a largo plazo; la desinflación no llega a 0 o debajo de 0. Esto genera mayor atracción de inversión extranjera directa dado que sube el poder adquisitivo y la economía se hace más competitiva. Aunque también al haber una disminución en los precios, puede haber especulación con respecto a los precios; lo que provocaría un desincentivo del consumo, y si no se tiene cuidado se puede caer en deflación.

Deflación

La deflación es una inflación negativa, se genera por una disminución general en los precios de los bienes y servicios. Una deflación prolongada puede crear una recesión económica que puede llegar a ser muy difícil de revertir. Debido a que generaría un aumento de la oferta y una disminución de la demanda, lo que provocaría una sobreoferta. 

Lo que genera esto es que las empresas no puedan deshacerse de su inventario, por lo tanto al no haber mercado para vender toda la producción, las empresas disminuyen la compra a los proveedores y eventualmente terminan despidiendo personal, debido a que no hay recursos para mantener la operación y las deudas adquiridas para financiar la operación. Esto genera que las empresas que estaban con problemas de liquidez quiebren; el desempleo en el país aumente y que las personas se queden sin dinero, consecuentemente, no tienen dinero para pagar deudas de casas, hipotecas, carros y demás activos, por lo tanto la clase media disminuye y aumenta la pobreza; ahí se forma un círculo vicioso que genera recesión.

Las economías desarrolladas suelen tener inflaciones relativamente bajas (alrededor de 2%), mientras que las economías en desarrollo suelen batallar con inflaciones más altas. El covid generó una recesión global que afectó el precio de bienes y servicios en todo el mundo, esto provocó que algunos subieran aún más, como Argentina, Brasil, México o Estados Unidos y en otros casos como Costa Rica que se generó una inflación que cerró el 2020 con 0,86%. 

Japón ha tenido que luchar por más de 2 décadas con la inflación negativa o deflación; lo que ha provocado que para tratar de revertirla o al menos detener su disminución, en el 2016, Haruhiko Kuroda, gobernador del banco de Japón; establezca la tasa de interés a -0.1%. Esto significa que se cobra 0,1% a los depósitos y se paga 0.1% a los préstamos, con esta medida se incentiva el crédito y el banco de Japón le pudo cobrar a los grandes bancos por las reservas que depositaron. Cabe destacar, que aunque hasta ahora se mantiene esa política monetaria otros factores han contribuido a que la meta inflacionaria del país no se logre.

Por lo tanto, es muy importante que los países ajusten sus políticas monetarias para lograr un balance, donde no haya ni una inflación muy alta y desmedida ni una deflación que puede provocar círculo vicioso que puede terminar en recesión.

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